El segundo semestre del Orgullo Nacional fue desastroso. Mantuvo una racha de 15 partidos sin triunfos, quedó afuera de la Copa Sudamericana por escritorio y también fue eliminado de la Copa Argentina. A pesar de esto, ganó los últimos cuatro partidos del año, aunque no le alcanzó para clasificarse a los playoffs del Torneo Clausura.
Sin embargo, al haber hecho un buen papel en el Apertura, finalizó en el puesto once de la tabla anual con 47 puntos, a dos ubicaciones del último que clasificaba a la Sudamericana. Por esto, había varias chances de que se liberen los cupos suficientes para que el Rojo se meta por la ventana a la cita continental.
Una de las posibilidades recayó sobre Lanús, que debía ser campeón de la actual Copa Sudamericana para liberar un cupo. El Granate cumplió y Barracas Central clasificó a dicho torneo. Insólitamente, la última llave para la clasificación del Rey de Copas la tenía Racing, ya clasificado a la Sudamericana y finalista del Clausura. Finalmente, cayó por penales frente a Estudiantes y condenó a Independiente a disputar solo torneos locales el año próximo.
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