Con el tiempo se fue afianzando, y en la temporada 2006-2007 fue una de las piezas clave del plantel que logró el ascenso a la Primera B Nacional, dejando una huella importante en la historia reciente del club.
Después de eso, le llegó la oportunidad de jugar en un grande: en 2009 firmó con Independiente de Avellaneda. Llegó recomendado por Ariel Ortega y con Américo Gallego como técnico. Su debut fue ante Godoy Cruz y su primer gol lo marcó frente a San Lorenzo. Lo más destacado de su paso por el Rojo fue haber formado parte del plantel que ganó la Copa Sudamericana en 2010. Aunque una grave lesión lo dejó varios meses afuera, sumó minutos importantes y dejó su marca. En total jugó 31 partidos y metió un gol.
En 2011 volvió a Independiente Rivadavia, aunque esta vez sin tanto protagonismo. Aun así, fue parte del equipo que enfrentó a River en la B Nacional, y siguió aportando experiencia en el club que lo vio crecer.
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